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Chispitas de lenguaje
por Enrique R. Soriano Valencia
sorianovalencia@hotmail.com

Estaciones del año

La palabra estación procede del verbo estar. Se refiere a la permanencia de algo de forma

temporal. Y cuando se trata de las del año, justo alude a un periodo en el que un clima

característico permanece durante un lapso. Las estaciones del año solo son cuatro. Deben

escribirse con minúscula inicial porque no son sustantivos propios son nombres cíclicos.


Según la mitología griega, en un principio en el mundo solo había una sola estación: la primavera.

La palabra primavera procede del latín prima y ver / veris. Su combinación forma el concepto

primera edad. Es decir, se trató del primer clima o estación que los seres humanos percibieron o

registraron (o al menos de los que tuvieron consciencia).

Según la tradición legendaria, con esa estación los seres humanos siempre contaban con

condiciones para tener alimento y *ores para adornar su persona y sus casas. Es decir, un clima

permanente de bienestar, incluso como se conceptúa en el Edén judío, donde todo estaba para el

disfrute de los seres humanos.

La responsable de esas condiciones era la diosa griega de la agricultura Deméter (con los romanos

pasaría a llamarse Ceres, de donde procede la palabra cereal). Esta era la diosa Madre (de la

palabra Deméter derivó el vocablo madre). Deméter tenía una hermosa hija que se llamaba

Perséfone. Esta chica fue raptada por Hades, el hermano derrotado por Zeus y condenado a

habitar el inframundo, que en la tradición judeocristiana pasarían a llamarse infiernos.

Deméter pidió ayuda a los otros dioses para rescatar a su hija. Egoístas, el resto de dioses no

atendieron la solicitud de Deméter. Entonces, la diosa Madre dejó de ofrecer un clima benigno.

Los seres humanos empezaron a descuidar sus rituales de alabanza a cada dios porque pasaban

hambre y estaban más ocupados en sobrevivir.

Así, los dioses decidieron hablar con Hades para que liberara a Perséfone. Según la mitología,

nadie ni nada podía salir del inframundo una vez entrado a él. El único, era el propio Hades. Ante

los ruegos de todos los dioses, accedió, pero por temporadas. Para ese momento, la misma

Perséfone ya había aceptado ser la mujer de Hades, por lo que tampoco deseaba abandonar su

nuevo hogar y a su pareja.

Así, una vez al año, por seis meses, Perséfone visitaría a su madre. Los cambios en el estado de

ánimo de Deméter, darían los diversos climas. El verano sería la época de intensidad emocional

por el encuentro entre madre e hija; el otoño, cuando la tristeza invade a la madre por el reciente

retorno de su hija a la casa de su pareja; y el invierno, la época de total tristeza donde sufre la

ausencia de Perséfone. Por supuesto, la primavera, es el momento del reencuentro con la diosa

Madre.

El vocablo verano procede del latín verānus-a-um que estrictamente significa verdadero o de

verdad, que por distintas variaciones en su uso se refería a la verdadera temporada intensa por

estar juntas madre e hija. La palabra otoño, por su parte, procede de raíces griegas y significa la

plenitud del año. Por último el término invierno procede del griego y de ahí pasó al latín hibernus

para referirse a la época de mayor frío

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